Comunicación - Mundo



La unidad de análisis del capitalismo moderno no puede ser la sociedad nacional, sino el “sistema–mundo” cuyas naciones sólo son componentes. Esta hipótesis sobre la integración mundial emitida por el economista Paul Baran en 1957 en su Économie Politique de la 

Croissance coincide con la del historiador Immanuel Wallerstein en diálogo con el concepto de “Economía Mundo” de Fernand Braudel.

 

El concepto de “economía – mundo” se define según una triple realidad: un espacio geográfico dado; la existencia de un polo, “Centro del Mundo”; zonas intermedias alrededor de este eje central y márgenes muy amplios que en la división del trabajo se hallan subordinados y dependientes de las necesidades del centro. Este esquema de relaciones lleva un nombre: el intercambio desigual. El capitalismo es una” creación de la desigualdad del mundo” (Wallerstein, 1983) y sólo se puede concebir en un espacio desmesurado, “universalista”. El mapa de las “redes comerciales”, cuyas redes de comunicación constituyen una parte esencial, manifiesta esta configuración centrípeta del mundo, con sus jerarquizaciones y la coexistencia de modos de producción diferentes. 

 

El capitalismo histórico implicó, pues, una mercantilización generalizada de unos procesos—no sólo los procesos de intercambio, sino también los procesos de producción, los procesos de distribución y los procesos de inversión-— que anteriormente habían sido realizados a través de medios distintos al «mercado». [...] Dado que el capitalismo es un proceso asocial, de aquí se desprende que ninguna transacción social ha estado intrínsecamente exenta de una posible inclusión. Esta es la razón deque podamos decir que el desarrollo histórico del capitalismo ha implicado una tendencia a la mercantilización de todas las cosas (Wallerstein, 1988, p. 4).

 

 El concepto de “Sociedad de Masas”, asociado al de Cultura de Masas, había sido durante largo tiempo la referencia maestra de las controversias sobre la naturaleza de la modernidad de los Medios de Comunicación. A partir de finales de los años sesenta, pierde esta condición de exclusividad: le suceden nuevas apelaciones para caracterizar la sociedad obsesionada por las tecnologías de la información y la comunicación. Estos neologismos cubren otras tantas argumentaciones, doctrinas y teorías sobre el devenir de nuestras sociedades.

 

La Sociedad se define en términos de Comunicación. Y ésta en términos de red. La Cibernética desplaza a la Teoría Matemática de la Información. Las visiones críticas rechazan esta nueva idea totalizante y totalizadora, según la cual la humanidad habría alcanzado por fin un horizonte insuperable. Dan a las nociones de “mundialidad” y de espacio–mundo su carácter de construcción social. Las conectan de nuevo con la historia y demuestran en qué son componentes del “capitalismo mundial integrado”. Reinsertan esta economía de los flujos inmateriales en la memoria de sus  orígenes materiales.

 

El concepto de “Comunicación-Mundo”, inspirado en el de “Economía – Mundo”, sirve para proseguir el análisis de este nuevo espacio transnacional jerarquizado: la pesada lógica de las redes imprime su dinámica integradora, produciendo al mismo tiempo nuevas segregaciones, nuevas exclusiones, nuevas disparidades. En el prólogo francés del libro "La comunicación-mundo", de Mattelart se explica que:

  

Reconstruir la genealogía de espacio comunicación-mundo - concepto calcado de la noción de economía-mundo de Fernand Braudel- es el cometido de la presente obra. Se trata, mediante un método cruzado, de analizar las modalidades de la implantación de las tecnologías y de las redes que, desde el siglo XIX, no han dejado de repudiar los conceptos, las doctrinas las teorías y las controversias que han acompasado la construcción de un campo de observación científico cuyo objeto es la comunicación internacional.

 

Esta historia de la comunicación internacional y de sus representaciones es la historia de los azos que se han tejido entre la guerra, el progreso  y la cultura, la trayectoria de sus sucesivos reajustes, de sus flujos y sus reflujos (Mattelart, A. 1997, p. 18).

 

  El “Sistema Mundial” se organiza sobre el modo anseático, es decir, alrededor de algunos puntos a los que llegan los grandes flujos de la economía mundializada, megaciudades o megarregiones, en su mayoría en el norte, a veces en el sur, polos del “poder triádico” (Unión Europea, América del Norte y Asia Oriental). El mundo “global” es el globalmarketplace; se define a partir de los polos que irradian ese poder. A pesar de sus propios desequilibrios sociales, los grandes países industriales hacen siempre las veces de referencia única.

 

Ante el fracaso de la ideología racionalista del progreso lineal y continuo, la Comunicación ha tomado el relevo y se presenta como parámetro por excelencia de la evolución de la humanidad, en un momento histórico en el que ésta busca desesperadamente un sentido a su futuro. Las visiones contrastadas de  las problemáticas de la comunicación y de sus actores tienden en ese contexto a desaparecer del horizonte teórico.

 

Referencias:

Wallerstein, I. (1983). La crisis como transición. EN Samir Amin, et. al., Dinámica de la crisis global. México: Siglo XXI Editores.

Wallerstein, I. (1988).El capitalismo histórico. Madrid: España editores.

Mattelart, A. (1997). La comunicación-mundo. Historia de las ideas y de las estrategias. México: Siglo XXI.


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