Comunicación & Soft Skills
En los últimos años hemos escuchado y leído muchas veces que, en la próxima década probablemente muchos empleos, tal y como los conocemos van a cambiar, o directamente van a desaparecer. Esta afirmación se basa en las mediciones negativas vinculadas con la relación entre la demanda y la oferta de habilidades clave necesarias para cubrir los puestos de trabajo en las empresas a nivel global, dado que más de un tercio de las mismas informan crecientes dificultades para cubrir puestos vacantes debido a la escasez de personas con dichas habilidades clave.
El conjunto de habilidades clave necesarias en 2030 fueron identificadas por el Foro Económico Mundial en el año 2015. Se trata de una combinación de dieciséis habilidades cognitivas y blandas agrupadas en tres categorías:
a) Alfabetizaciones fundamentales: lectoescritura, aritmética, alfabetización científica, alfabetización en TIC, alfabetización financiera, alfabetización cultural y cívica. Anteriormente la comprensión de textos escritos y operaciones matemáticas básicas eran suficientes para poder ingresar al mercado laboral, ahora son tan solo el punto de partida.
b) Competencias: para el abordaje de problemas y desafíos complejos incluye al pensamiento crítico y resolución de problemas, la creatividad, la comunicación y la colaboración. Son habilidades esenciales para integrar la fuerza laboral del siglo XXI en el que la gestión ágil requiere abordar nuevos desafíos de modo crítico, creativo, iterativo y colaborativo, para lo cual la comunicación es fundamental.
c) Cualidades: vinculadas con la capacidad de cada uno para adaptarse en entornos cambiantes que incluyen a la curiosidad, la iniciativa, la persistencia, la adaptabilidad, el liderazgo y la conciencia social y cultural, aplicadas al desarrollo de interacciones sociales constructivas ética y culturalmente.
Este conjunto de dieciséis habilidades cognitivas y blandas son un requisito indispensable para el ingreso a cualquier organización en el mercado global durante la próxima década. Las mismas se miden a nivel global y regional con diferentes herramientas aplicadas a empresas, instituciones educativas, como por ejemplo el Programa para la Evaluación Internacional de las Competencias de los Adultos (PIAAC), el Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA), etc., ambos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). También se observan en entrevistas de selección de personal, se monitorean en nuestras redes sociales, y permiten distinguir nuestra marca personal.
Como hemos visto en la segunda categoría que agrupa a las competencias, entre las soft skills (habilidades blandas) clave se encuentra la comunicación. En las organizaciones contemporáneas la comunicación pasó de ser considerada una función aplicada a la mera transmisión instrumental de información, a ser valorada como una competencia estratégica transversal.
Para contar con competencias comunicacionales profesionalmente creativas, innovadoras y versátiles es necesario integrar tres dimensiones:
1) Cualificación, pericia y conocimiento experto en la agenda estratégica de medios, política, corporativa y social;
2) Talento comunicacional específico que articule teorías, modelos, habilidades, destrezas, capacidades y técnicas de índole genérica y específica;
3) Estándares de desempeño respecto de uno mismo y los múltiples públicos externos e internos, ante las exigencias y retos comunicacionales en el ámbito profesional.
A partir de la integración dinámica entre estas tres dimensiones, las competencias comunicacionales son soft skills generales y específicas, aplicadas a la creación de valor colaborativo en las organizaciones.
Para ello integran diversas dimensiones, prácticas y territorios, e implican un saber hacer que se despliega en un proceso continuo. Dicho proceso se aplica a la gestión de situaciones concretas, a partir de la iteración de conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes.
A primera vista parece fácil, dado que todos los humanos nacemos con la capacidad de comunicarnos, pero para transformar dicha capacidad en una competencia profesional es fundamental ir un paso más allá y desarrollar permanentemente la humanidad de nuestra humanidad.
Lejos de proponer una "experiencia espiritual", nos referimos a cosas tan próximas y descuidadas como ponernos en lugar de los otros (empatía), conversar en lugar de solo chatear, gestionar reuniones para no caer una y otra vez en el reunionismo, conocer a nuestros compañeros de trabajo más allá de lo formal y más acá de la infidencia, utilizar lenguaje claro, construir un contexto de lo obvio en común, conocer la diferencia entre pedir y exigir, profesionalizar nuestra oratoria profesional, nuestra capacidad de persuasión, de llamar la atención sin escandalizar, etc.
En suma, las competencias comunicacionales son habilidades estratégicas, que necesitamos desarrollar permanentemente, para no quedarnos fuera de la conversación en el mercado laboral de aquí al 2030.
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