La comunicación inter - empresaria, o de profesional a profesional, se la denomina
comunicación “business to business” o “B to B”. Esta modalidad comunicacional es aquella que las empresas utilizan para ponerse en contacto con sus interlocutores profesionales, ya sean otras empresas o profesionales individuales. Por ejemplo, la comunicación que un fabricante de sanitarios dirige hacia los constructores y arquitectos, o un laboratorio de especialidades medicinales que establece vínculos con farmacéuticos, médicos u otros laboratorios.
La competencia comunicacional en comunicación “B to B”
requiere contar con un marco de acción de carácter global que facilite relacionar: comunicación institucional, publicidad, marketing directo, edición de materiales gráficos y multimediales,
acciones de estímulo a los equipos de venta, etc., aplicado a establecer bases objetivas que potencien las alternativas específicas de elección entre los clientes del
sector que se está vinculado.
Es por ello que en la comunicación “B to B” se incluye una cantidad de información que no suele llegar al gran público, tanto porque sea especializada como por su ocasional confidencialidad. Aquí
entran en juego información técnica sobre el producto, servicios post-venta, plazos de entrega, financiación, sistemas de bonificación.
Si en el mensaje dirigido al
público masivo, la publicidad trabaja sobre un mínimo de información, maximizando los componentes irracionales; en el mundo “B to B”, la información es máxima (cuantitativa y cualitativamente),
mientras que la irracionalidad se reduce a la mínima expresión.
El público de la comunicación “B to
B” es muy concentrado en relación al público masivo y espera información precisa sobre aspectos
tecnológicos del producto, sus modalidades de uso; búsqueda de información pertinente y que estén cualificados técnicamente para analizar las bondades del bien o servicio de
consumo. Esta información apunta a ser una herramienta que facilite
la toma de decisiones de sectores ejecutivos para adquisiciones de carácter corporativo, teniendo en cuenta que ese proceso decisional, en el ámbito profesional,
tienen características complejas: intervienen actores múltiples, modalidades específicas de financiación, etapas sucesivas de aprobación antes de tomar una decisión
definitiva.
En este marco, la comunicación “B to B” excede el mundo de los medios masivos de comunicación, aunque los incluye. Trabaja también con medios especializados, la prensa profesional o prensa horizontal, y soportes fuera del universo de los mass media. Se estima que sólo un tercio del presupuesto destinado a la comunicación “B to B” se orienta a los grandes medios analógicos y digitales, y que los dos tercios restantes se distribuyen entre autoedición, marketing directo, relaciones públicas, relaciones con la prensa, promoción, estimulación de ventas, etc.
Dentro de la comunicación extramedios se pueden mencionar: prospectos, folletos de presentación, catálogos, shows de lanzamientos, materiales para la argumentación de ventas, respuestas a posibles objeciones por parte de los competidores, marketing directo, relaciones con la prensa, eventos de comunicación, soportes multimediales, merchandising paralelo, ferias sectoriales, entre otros.
La comunicación “B to B” también
tiene una imagen propia. Es sobria, técnica, con método y economía, opuesto al estilo publicitario para el público
masivo. De todas maneras, la comunicación “B to B” no puede tampoco limitarse a lo estrictamente técnico o tecnológico. La empresa imprime su sello institucional que es el valor diferencial con
el cual quiere plantarse en el mercado. Son los atributos que hacen a la firma y al conjunto de sus marcas: condiciones y plazos de pago, logística de distribución, servicio
post-venta.
La comunicación “B to B” tiene
además, necesariamente, una dimensión corporativa. Detrás de
una marca no está el producto, sino que está la empresa. Si no se logra “vender” a la empresa, es imposible vender el producto. Es aquí donde
más que productos se apunta a vender soluciones a los problemas de los compradores.
Por último, cabe señalar que la comunicación “B to B” se focaliza en el largo plazo. El comprador profesional no cambia de proveedor con la misma facilidad que el consumidor final y, por ello, las campañas destinadas a los intermediarios del mercado deben evitar las campañas de alto impacto que la mayoría de las veces dan resultados inmediatos, pero obligan a una continuidad de efectos sucesivos para retener al comprador.
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